Entrevista a Martha Alfonso, sobre género y la participación política de la mujer

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La participación política de las mujeres es uno de los temas más rezagados en el Tolima en cuanto a garantías para la equidad de género se trata.

Mientras a nivel nacional vienen ganando espacios y presencia, en el Tolima las cifras y las oportunidades para la participación de las mujeres no dejan de ser simples “saludos a la bandera”. Los programas gubernamentales no gozan de buen presupuesto, no tienen continuidad y sobre todo, no transforman las inequidades que impiden la participación y ciudadanía plena de las mujeres. Preocupados por este tema, OJO PUBLICO (OP) realiza ésta entrevista a una de las personas más destacadas del movimiento de mujeres en el departamento, investigadora de temas de género y activista feminista de varias redes de mujeres en el Tolima y en Colombia, la profesora Martha Lisbeth Alfonso Juradó (MA)

OP: Usted ha investigado el tema de la participación política de las mujeres en el Tolima. Cuéntenos cifras y resultados que haya obtenido en sus investigaciones.

MA: Gracias a OJO PUBLICO por éste espacio que permite la generación de opinión en un departamento con una necesidad enorme de espacios para el debate y para la gente de a pie. En efecto desarrollamos junto a la Red Departamental de Mujeres del Tolima, un diagnóstico que incluyó, entre otras cosas, un análisis de la participación política de las mujeres. Empezar por contarles que de 47 alcaldías en el Tolima, sólo 5 están en manos de mujeres y eso que el indicador mejoró, dado que en el periodo 2015 – 2019 solo hubo 3 mujeres alcaldesas. A nivel de concejos municipales, sólo el 20,8% del total de concejales del Tolima son mujeres. En lo comunitario hay una situación similar. Si bien son muchas las mujeres en Juntas de Acción Comunal, solo el 25% de ellas están presididas por mujeres. También hay que decir que son pocos los consejos, comités o redes de mujeres conformadas en los municipios del Tolima y donde los hay, suelen funcionar sin presupuesto y con muy bajos niveles de interlocución con las alcaldías y el gobierno departamental.

OP: ¿Cuáles son las principales barreras para que las mujeres accedan a la participación política?

MA: Son muchas desafortunadamente, empezando por el imaginario que todavía opera en la cabeza de muchas mujeres y hombres, de que la política no es para las mujeres, o peor aún, que la política es un mundo para los hombres. En efecto, esa masculinización de la política hace que no se tengan en cuenta horarios para que las mujeres puedan participar, luego de las actividades domésticas que mayoritariamente recaen sobre ellas; que no se dispongan jamás espacios de cuidado para los niños y niñas que las mujeres deben llevar a las reuniones porque, nuevamente, ellas son las que deben encargarse de su cuidado, incluso en espacios en los que quieren ejercer su rol como ciudadanas o sujetas políticas. La falta de espacios para la formación y cualificación de su participación, pues en la mayoría de municipios, especialmente en la zona rural, son inexistentes las ofertas de formación política y de educación para la ciudadanía. Pero además hay problemas graves y estructurales como el machismo que se constituyen en barreras muy difíciles de superar como por ejemplo, que se juzgue, culpe e incluso violente a las mujeres que participan en espacios políticos porque están restándole tiempo a la familia, a la casa, al esposo, a los animales, a la cocina. Muchas mujeres lideresas tienen relaciones sumamente difíciles en sus casas por cuenta de cuestionamientos fuertes que les hacen sus familiares por no permanecer más tiempo en sus casas o por dejar de hacer “los oficios” que se consideran exclusivos de las mujeres y que generan en las lideresas o en las mujeres en general, unas sobre cargas de trabajo muy altas que limitan su participación. Y dolorosamente tengo que decir, que también hay mucha desconfianza de las mujeres en sí mismas por cuenta de una sociedad machista que nos ha hecho pensar que no tenemos la capacidad para participar en la vida pública: miedo a hablar, apatía a participar o peor aún, desconfianza en las otras mujeres que ejercen liderazgos políticos.

OP: Pero se dice que las tolimenses tienen representante a la cámara en el Congreso de la República

MA: Eso dice la mujer representante a la cámara por el Tolima actualmente, que es nuestra representante, pero yo no estoy de acuerdo con esa afirmación. Yo no podría desconocer que es una mujer que ha tenido iniciativas legislativas importantes en torno a temas de mujer, pero también es cierto que ha aprobado leyes nefastas para las economías regionales y particularmente para las mujeres como el TLC con el Reino Unido que permite la ampliación de importaciones de éste país hacia el sector manufacturero en el que trabajan principalmente mujeres. Una no puede decirse “representante de las mujeres” si va a aprobar leyes que afectan a las mujeres, eso no es coherente ni ético. Tampoco es ético que guarde silencio frente a graves denuncias de violencia contra las mujeres que se han hecho contra hombres cercanos a personas con mucho poder en el gobierno departamental. El año pasado el hijo de una alta funcionaria y una persona de las entrañas del barretismo en el Tolima, fue acusado de intento de feminicidio y la noticia pasó de agache porque las mujeres del Tolima ahí si no tuvimos ninguna representante que ayudara a difundir el caso.

OP: Y entonces, para terminar, ¿Qué pueden hacer las mujeres para mejorar las condiciones para su participación política?

MA: Creer en que podemos participar, arriesgarnos a hacerlo, perder el miedo para postularnos a las juntas de acción comunal, a los concejos municipales, exigir que los partidos políticos inviertan recursos en la cualificación de la participación de la mujeres que hacen parte de los mismos y les votan, que no llamen las mujeres solo para rellenar cuotas sino que se entienda la participación de las mujeres como un elemento transformador de la política, pues la mayoría de las mujeres que asumen el reto y riesgo de participar, suelen llegar a oxigenar los espacios políticos, a imprimirles otra dinámica. Yo tengo la esperanza de que estamos asistiendo a un cambio histórico en el que las mujeres con conciencia de género empezaremos a participar activamente en la política y que eso va a transformar la sociedad colombiana.

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