Por Katherin Rojas Sánchez
Sobre su pecho
magnolias en brote,
como deseo que
crece.
Ojos abiertos
para verificar
que ha cerrado bien el cuarto
antes de dormir.
En duermevela,
excitada por el calor de la noche,
un oso de felpa es testigo del calzón
que su mano izquierda corre.
Palpa
el tomento que le rodea,
sin conocer aún
los misterios en sus pétalos.
Alcanza pliegues
húmedos,
libido desbordado
que danza con sus dedos
al entrar y salir
de su jardín.
Sobre la autora de este disparate:
Efímera Cattleya de palabra suelta. La otra en el espejo. Licenciada cantina, sin música y sin cerveza ella pierde la cabeza.