Tolima, Colombia.
José Alfredo Capera, delegado de las comunidades indígenas ante Cortolima, ha evidenciado los impactos negativos de la variabilidad climática, los cuales han llevado a la sequía de muchas fuentes hídricas en el sur del Tolima. En la margen derecha del río Magdalena, la quebrada Los Ángeles, que abastece a 15 comunidades y resguardos, entre ellos Chaquirá, Tinajas, Barteas, Los Ángeles, Olirco y Tamirco, ha sido testigo de esta alarmante situación.
Las comunidades, profundamente preocupadas y entristecidas por la sequía de su quebrada, atribuyen este fenómeno al cambio climático. No obstante, también reconocen que el mal uso de los recursos naturales por parte de los habitantes ha exacerbado el problema. La tala indiscriminada y la deforestación han contribuido significativamente a la desecación de la quebrada.
El impacto de esta sequía se siente en múltiples aspectos de la vida diaria. Los cultivos están desapareciendo, los pastos se están secando y, sin agua, el ganado sufre enormemente. Esta situación ha llevado a una crisis de seguridad alimentaria, poniendo en riesgo la supervivencia de los habitantes. Además, la producción de peces ha disminuido drásticamente, afectando una importante fuente de alimento y sustento económico para la región.
La situación es crítica, ya que la falta de agua afecta no solo la agricultura y la ganadería, sino también la salud y el bienestar de las comunidades. «Nuestros ríos y quebradas son la vida misma de nuestras comunidades, y verlos secarse es un golpe duro para nuestra forma de vida», agregó.
Ante esta situación, hacemos un llamado urgente a las comunidades, instituciones pertinentes y al gobierno para que nos ayuden a encontrar soluciones sostenibles para la gestión del recurso hídrico en esta región. Es imperativo que se tomen medidas inmediatas para mitigar los efectos del cambio climático y proteger nuestras valiosas fuentes de agua.