El Estado Colombiano Debe Pedir Perdón por la Masacre de El Aro, Asegura el Presidente Gustavo Petro
El Aro, Ituango, Antioquia, 2 de agosto de 2024
Durante la entrega de títulos de propiedad a 52 familias víctimas de la masacre de El Aro, el presidente Gustavo Petro afirmó que “el Estado colombiano debe pedir perdón por la masacre de El Aro, por orden judicial, porque el Estado fue cómplice aquí de la masacre”.
En su intervención, el mandatario destacó la importancia de construir una carretera en la región, indicando que “si hay que hacerla con las Fuerzas Militares, con sus batallones de Ingenieros, pues mejor porque es un acto de paz”. Reiteró que la reconciliación implica que “un Estado se ponga al servicio de la gente que fue víctima”.
Petro subrayó la necesidad de mejorar la infraestructura básica, como el centro de salud y la escuela, y cuestionó la capacidad de Empresas Públicas de Medellín (EPM) y del departamento para proporcionar los servicios necesarios, afirmando que es responsabilidad del Gobierno del Cambio llevar esos servicios a las comunidades excluidas.
El presidente reconoció que, aunque las indemnizaciones no pueden recuperar a los seres queridos de las víctimas, sí pueden mejorar las condiciones de vida de sus descendientes y mantener vivo su recuerdo. Recordó lo que ocurrió en El Aro, describiéndolo como un “genocidio del pueblo campesino colombiano”, motivado por la codicia por las tierras fértiles y el acceso al mar.
Petro denunció que, en aquella época, las tierras eran vistas como estratégicas, y que los campesinos eran considerados enemigos en lugar de aliados. “Por eso decidieron matarlo, ni siquiera manipularlo, ni siquiera engañarlo”, aseguró, refiriéndose a la brutalidad de la masacre.
El mandatario también recordó que, como parlamentario, había denunciado los hechos, lo que llevó a su familia a tener que salir del país. “Aquí murieron los seres humanos y se llevaron el ganado vivo. Valía más una vaca que un campesino”, expresó, criticando la mentalidad feudal de quienes estaban en el poder.
“Los helicópteros oficiales, como dice la justicia, estaban rodando por aquí mientras sonaban los fusiles aquí abajo. Fusiles del narcotráfico. No hubo presencia del Estado para evitar la muerte, hubo complicidad”, afirmó, insistiendo en que “¿Qué se puede esperar de un Estado que mata a su propio pueblo?”
Finalmente, el presidente Petro manifestó su esperanza de que “ahora el Estado no se coloca más del lado de los victimarios, sino al servicio de las víctimas”, señalando un cambio en la dirección del Gobierno.