La alcaldesa Johana Aranda ha demostrado un desconocimiento vergonzoso sobre la problemática del agua en Ibagué. Su experiencia en la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado (IBAL) y su rol como secretaria de Salud en 2020 no se traducen en su habilidad para resolver la situación.
La crisis del agua en Ibagué es una de las más graves para los habitantes, que han padecido las consecuencias de la autorización descontrolada de Planes Parciales, que han urbanizado suelos rurales sin garantizar servicios públicos óptimos. La alcaldesa no ofreció soluciones viables durante su intervención en el Parque de la Arboleda del Campestre, donde fue rechazada con protestas y exigencias de la comunidad. Los ciudadanos le reclaman que cancele la aprobación de planes parciales y disponibilidades hidrosanitarias, que han empeorado la crisis social y ambiental en la ciudad.
La situación del agua en Ibagué requiere una atención prioritaria y una postura diligente por parte de las autoridades para diseñar e implementar soluciones efectivas. Los bloqueos de vías por falta de agua, la inconformidad de la población es palpable y creciente, y no se puede seguir desatendiendo. Es inaceptable que la alcaldesa no haya firmado el acta de compromiso que había elaborado la comunidad y haya salido sin escuchar los llamados de la ciudadanía.
