Por: Julián Arango
El artículo «El mundo ‘no está preparado’ para los desastres climáticos después del enero más cálido de la historia» de The Guardian analiza la creciente frecuencia de desastres relacionados con el clima debido al calentamiento global provocado por el hombre. Enfatiza que el mundo no está adecuadamente preparado para estos desastres y es poco probable que se adapte completamente a ellos. La publicación destaca el aumento de los desastres relacionados con el clima, como inundaciones mortales e incendios devastadores, y los atribuye a condiciones meteorológicas y climáticas extremas, causadas en gran medida por la actividad humana. También se menciona como motivo de preocupación el prolongado e intenso calor en la superficie de los océanos. Finalmente, el artículo subraya la necesidad de tomar medidas urgentes para abordar la creciente crisis climática.
Así mismo, compartimos algunos ejemplos de desastres relacionados con el clima, donde la creciente frecuencia y gravedad de estos eventos se atribuyen al cambio climático y subrayan la necesidad urgente de acción climática y preparación para desastres.
Ciclones Idai y Kenneth : estos ciclones causaron una devastación generalizada en Mozambique, Zimbabwe y Malawi, provocando la pérdida de vidas y la destrucción de hogares e infraestructura.
Incendios forestales en Australia: La temporada de incendios forestales de 2019-2020 en Australia fue una de las peores registradas, lo que provocó importantes pérdidas de vidas, destrucción de comunidades y el desplazamiento de miles de personas.
Sequía en África Oriental: Las graves sequías en la región del Cuerno de África han arrasado repetidamente con cultivos y ganado, dejando a millones de personas necesitadas de ayuda y enfrentando una grave escasez de alimentos y agua.
Inundaciones en el sur de Asia: inundaciones mortales y deslizamientos de tierra han obligado a millones de personas a abandonar sus hogares en países como la India, provocando una devastación generalizada y pérdida de vidas.
Incendios forestales, inundaciones y tormentas: estos son algunos de los desastres relacionados con el clima más comunes, que provocan muertes, lesiones, pérdida de medios de vida y desplazamientos, y suponen una enorme carga para las sociedades, las economías y el medio ambiente.
Ahora bien, ¿Estamos realmente preparados para enfrentar los desastres climáticos? La respuesta, lamentablemente, es no. Factores como la insuficiente prevención, la falta de construcciones seguras y la débil voluntad política y comercial crean una tormenta perfecta que nos deja vulnerables ante la furia de la naturaleza.
Inundaciones, incendios, terremotos… la lista de desastres naturales aumenta en frecuencia e intensidad, y nuestra falta de preparación solo empeora la situación.
¿Y Colombia?
Aunque Colombia cuenta con un avanzado y completo Plan Nacional de Gestión del Riesgo, los expertos consideran que su comprensión y ejecución es aún muy parcial. En este sentido, Colombia ha tomado medidas para enfrentar los desastres naturales y el cambio climático, como la adhesión al Fondo de Adaptación Climática y Respuesta Integral a Desastres Naturales de la CELAC, que financia proyectos y actividades destinadas a fortalecer la capacidad de respuesta ante desastres y promover una visión de desarrollo integral, resiliente y sostenible en la región
Además, la Cruz Roja Colombiana y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna han propuesto cuatro acciones claves para reducir el impacto del cambio climático en la vida y medios de subsistencia de la población: fortalecer las iniciativas de acción temprana, enfrentar la migración inducida por la crisis climática, fomentar medios de vida y servicios ecosistémicos resilientes al clima y aumentar el alcance de los programas de reducción que ya impactan, por ejemplo, la salud de la población.
En general, Colombia ha tomado medidas para enfrentar los desastres naturales y el cambio climático, pero aún hay desafíos en la comprensión y ejecución del Plan Nacional de Gestión del Riesgo y en la preparación y resiliencia ante el cambio climático.
Es hora de despertar. La adaptación al cambio climático no es una opción, es una necesidad imperiosa. Solo mediante la construcción de infraestructuras resilientes, la implementación de políticas públicas responsables y la acción concertada de todos los sectores podremos proteger a las personas y al planeta que habitamos.
No esperemos a que sea demasiado tarde. El tiempo para actuar es ahora.