Tomado de: Oxfam Internacional
Hace diez años, Oxfam alertaba por primera vez sobre los niveles extremos de desigualdad en el Foro Económico Mundial. Desde entonces, los milmillonarios casi han duplicado su riqueza y, asombrosamente,desde 2020, el 1 % más rico ha acaparado casi el doble de riqueza que el resto del mundo.
Cientos de millones de personas se enfrentan a subidas imposibles del coste de la vida, y millones de personas siguen sufriendo las consecuencias de la pandemia, que ya se ha cobrado más de 20 millones de vidas.
Pero de estas crisis hay quien se beneficia. Los más ricos se han enriquecido enormemente y los beneficios empresariales han alcanzado máximos históricos, lo que ha provocado una explosión de desigualdad.
La mera existencia de milmillonarios que consiguen beneficios sin precedentes, mientras aumentanla pobreza y la desigualdad, es la prueba de que nuestro sistema económico no funciona. Como punto de partida para reducir la desigualdad extrema, el mundo debería tratar de reducir de manera drástica la riqueza extrema y el número de milmillonarios de aquí a 2030, aumentando los impuestos sobre el 1 % más rico y adoptando otras políticas que pongan freno a los milmillonarios.
Para entender mejor la subida de los precios de la energía y los alimentos, hay que mirar más allá de la lógica de la oferta y la demanda. Cada vez hay más datos que señalan a los beneficios empresariales como uno de los principales motores de la inflación. Las empresas no solo están haciendo que las y los consumidores tengan que asumir el aumento de los gastos de producción, sino que también se están beneficiando de la crisis, utilizándola como cortina de humo para aumentar todavía más los precios.
El análisis de Oxfam de 95 empresas energéticas y de alimentación ha revelado que obtuvieron 306 000 millones de dólares en beneficios extraordinarios en 2022, de los cuales el 84 % se pagó a su accionariado, haciendo aún más ricos a quienes ya lo eran. Los Gobiernos podrían recaudar unos ingresos vitales para ayudar a luchar contra la desigualdad mediante la aplicación temporal de impuestos sobre los beneficios extraordinarios y la riqueza extrema en contextos de crisis.