Austeridad, solidaridad y creatividad: las banderas de la campaña financiera de la “Profe” Martha.

En las actuales campañas políticas la competencia es desigual. Se reparte aguardiente, lechona, tejas, cemento, abonos agrícolas, regalos, entre otros elementos. La compra de conciencias de los líderes, lideresas y ciudadanía en general es la forma tradicional de hacer política y hacerse con los votos que necesitan para elegirse. La ciudadanía elige no por propuestas sino por estomago y necesidad, es decir, eligen sus propias desgracias, sus representantes no llegarán a trabajar por el bienestar comunitario sino por su beneficio e intereses personales y económicos. Quienes llegan así, no hacen nada por el departamento y por eso hoy el Tolima, pese a sus enormes riquezas sociales, ambientales, geográficas y culturales, mantiene pésimos indicadores de bienestar social.

Quiénes pretenden hacer las cosas de manera diferente para cambiar esta lógica política, obviamente no la tienen fácil. No solamente se enfrentan a candidatos respaldados por enormes sumas de dinero y burocracia, sino que su ejercicio se desarrolla con poblaciones empobrecidas, con condiciones precarias de vivienda, educación y cultura, que en ultimas no están pendientes de propuestas de cambio sino de su supervivencia. La pobreza es el mejor caldo de cultivo para la politiquería.

En el momento histórico por el que atraviesa el país, la ciudadanía crítica ha venido aborreciendo este tipo de malas prácticas políticas. Y también han surgido candidaturas de los movimientos sociales que promueven una acción política decente que pretende cambiar estas nefastas practicas politiqueras. En el Tolima la candidatura de la «profe» Martha Alfonso Jurado, a la cámara de representantes por el Pacto Histórico, ha captado la atención y miradas de distintos sectores sociales y políticos de la región, no solamente por su capacidad de propuesta y respaldo popular que ha venido consolidando, sino también por la novedosa estrategia de campaña en la que vende obras de arte donadas por artistas del Tolima que acompañan su candidatura y el acompañamiento de un amplio grupo de jóvenes universitarios que trabajan de manera voluntaria en su campaña.

“Cuando un candidato invierte millones y millones en su campaña no es un candidato es un negociante y como negociante, solo piensa en sacar lucro, provecho personal. En lo que menos pensará será en la gente y el bienestar de nuestros hijos y nietos”. Afirma la Profe Martha en sus diálogos con las comunidades, emulando la frase del maestro Carlos Gaviria Díaz, quien afirmaba que: “el que paga para llegar, llega a robar”. Desde Ojo Público insistiremos en la necesidad de devolverle al ejercicio de la política electoral los imperativos éticos y morales que permitan recuperar sus objetivos de bienestar general.

Ojalá las campañas políticas tuvieran más creatividad y compromiso con el bienestar de las presentes y futuras generaciones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *