Por: Martha Lisbeth Alfonso Jurado
Tuve la oportunidad de participar en una reunión comunitaria en el municipio de Lérida en la que se abordó una problemática de gran impacto sobre sus vidas y su territorio: la presencia del Molino de Arroz Diana, que con su producción poco amigable con la gente y con el ambiente, viene generando impactos negativos y progresivos sobre la vida, la salud y el ambiente de los habitantes de cerca de 9 barrios ubicados alrededor de la planta.
El Molino de Arroz Diana es una fuente de empleo muy importante para el municipio de Lérida. Muchas de las personas afectadas, que llevan cerca de dos décadas denunciando la situación, lo único que exigen es que la planta tecnifique sus procesos de producción para que se reduzca el ruido y la emisión de material particulado que extiende nubes espesas de un polvo amarillo que contamina el aire.
¿Puede usted imaginarse todo un día sintiendo picazón en su cuerpo, ver los niños del barrio con alergias cutáneas, a los jóvenes con problemas de garganta, a los abuelos con enfermedades respiratorias? ¿Se imagina ver a su mascota con problemas en la piel y desesperada rascándose todo el día? ¿Se imagina limpiando dos, tres veces al día la casa, sus electrodomésticos, todo para mitigar la cantidad de polvo amarillo que todo lo inunda?. ¿Se imagina no poder dormir por el ruido estrepitoso de motores de alto impacto sonando toda la noche?. Una pesadilla, ¿Verdad?.
Además de las posibles afectaciones a la salud de las familias, la cantidad de casos que la comunidad ha identificado pueden alertar sobre un presunto problema de salud pública en el municipio que no ha sido atendido por las administraciones locales en todos estos años y menos aún por las autoridades ambientales y sanitarias del departamento, pese a las múltiples denuncias que los habitantes de la zona han hecho y las acciones legales interpuestas incluso por el ministerio público. También la contaminación del aire y la contaminación auditiva generada por el molino pueden constituir una grave afectación al derecho al ambiente sano. Derechos fundamentales que deben ser tutelados por Cortolima y la Secretarías departamentales de Salud y Ambiente, las cuales guardan silencio frente al particular según lo manifestado por la comunidad en la reunión.
Si bien el aporte económico de Molinos Arroz Diana es importante para el municipio y el departamento, no puede ser excusa para obviar las afectaciones que generan y negarse a garantizar una producción limpia, constituyéndose en una empresa responsable con el ambiente y respetuosa de los derechos humanos de las comunidades, lo cual empieza por abrir las puertas del diálogo y la concertación que es lo mínimo que pueden hacer con una comunidad que les ha entregado su fuerza laboral por años y les ha compartido su territorio y su aire para que puedan hacer empresa.
Vale la pena un debate de control político a las entidades del Estado silenciosas. A la academia regional un llamado e invitación a investigar lo que allí pasa, pues el conocimiento debe ponerse al servicio de las comunidades para que el desarrollo sea sostenible. A la sociedad tolimense llamarla a exigir una economía limpia que no nos cueste la vida.
Video suministrado por la comunidad.
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