Por: Julio César Carrión Castro
¿A qué nos referimos cuando señalamos como descerebrados o zombis a los defensores de este gobierno y, en general, a los seguidores de Álvaro Uribe Vélez?
Queremos advertir sobre una situación de pérdida colectiva de la capacidad de juicio, enfatizar, particularmente, respecto a esa especie de «encantamiento» que padecen las masas que marchan tras un líder o caudillo de carácter mesiánico o providencial…
Es importante recordar que todo ese proceso de muerte administrada, en que se ensañó el nazi-fascismo, no se hizo de espaldas a los ciudadanos del común, a «las gentes de bien» en Alemania, éste procedimiento criminal contó con el beneplácito y respaldo de la población, fue «democráticamente» aceptado, es decir, fue algo «bien visto», por las «mayorías» alemanas.
Por estas razones no se puede eximir de culpa a esos «silenciosos ciudadanos de bien», satisfechos, plenos y amañados bajo el régimen nazi, como tampoco a los
presuntamente «despistados» o «silenciosos» seguidores del régimen del títere, Iván Duque, quienes, a pesar de las evidencias, insisten en defender la farsa democratera que la mafia en el poder ha montado y representa, con toda su aberrante negación del Estado de Derecho.
Esas «mayorías», obnubiladas mediáticamente, han convertido la auténtica participación ciudadana, en una simple expresión, bulliciosa y grotesca, de aceptación de cuanto el régimen haga o deje de hacer y, si es «necesario», armarse hasta los dientes y salir a defender «la institucionalidad».
Estos valedores del «orden establecido», cuando no salen en sus camionetas de alta gama y sus gansteriles y sofisticadas armas, socarronamente actúan como simples convidados de piedra, como simples espectadores u observadores de esta sociedad del espectáculo.