Por: Nestor Ocampo
¡Qué vaina!… sabíamos que iba a suceder, porque ya ha sucedido y cada vez más a menudo, y no fuimos capaces de evitarlo. Salento de nuevo congestionado. Más grave ahora, en medio de una pandemia.
De nuevo trancones en la ciudad y en el Valle de Cocora, lo que varias veces se ha dicho que no debe suceder. ¿Acaso seremos incapaces de resolver esos problemas, estaremos condenados a seguir así hasta el desastre? Han fracasado “autoridades” gremiales, políticas, gubernamentales y ambientales. Mienten en sus declaraciones públicas y nos engañan con “acciones” que en lugar de resolver problemas los propician favoreciendo intereses particulares inmediatos de unos pocos mientras nos conducen a todos a un desastre social y ambiental.
Algo similar sucede en todo en el departamento y con todo. Nuestro entorno natural se deteriora aceleradamente y la sociedad misma se degrada. Crecen los problemas ambientales, la pobreza, la inequidad, la injusticia y la Inseguridad.
Somos el departamento con los ecosistemas más modificados (nos queda poco del mundo natural), con los más altos índices de morbilidad y mortalidad generados por factores contaminantes del agua y el aire, el segundo más densamente poblado, en un territorio gravemente afectado no solo por el turismo masivo, depredador y consumista, sino también por los monocultivos de pinos y eucaliptos, los de aguacate Hass y de otros frutos que se siembran masivamente para el mercado internacional, por los proyectos de infraestructura vial, de transmisión eléctrica, de minería a mediana y gran escala, de generación eléctrica con PCHs, por la urbanización desordenada del campo y la ciudad… ¡son tantos daños y tan pocas las reparaciones!
Crecen los conflictos en el uso del suelo y los conflictos sociales por el agua, los malos olores, la deforestación, el uso de venenos, el narcotráfico «macro» y “micro… ¡crecen los problemas que afectan nuestra calidad de vida! No nos engañemos más, ni sigamos mintiéndonos o haciéndonos los pendejos.
Perdemos autonomía porque otros, pocos, toman decisiones sobre nuestro territorio, nuestras vidas y el futuro. La Política, el gobierno y la administración de lo público han caído en manos de mafias politiqueras, económicas y criminales.
Los problemas crecientes con el turismo y el agua son síntomas graves, no los únicos, de la crisis que nos acecha por el rumbo que llevamos. YA SOMOS UN TERRITORIO EN CRISIS AMBIENTAL Y SOCIAL. Promovemos un MODELO ECONÓMICO INSOSTENIBLE.
¿Cuál es nuestra dificultad para pensar en un mundo que no esté definido y determinado exclusivamente por el CRECIMIENTO ECONÓMICO? ¿Acaso no es posible pensar de manera diferente? ¿En qué momento dejaron de tener valor otras dimensiones de lo humano como la felicidad, el conocimiento, la solidaridad, la ética, la espiritualidad, la estética, el amor? ¿Cuándo entenderemos que es una estupidez pretender crecimiento económico ilimitado en un planeta con recursos limitados y ya escasos?