Un tercio de toda la comida que producimos en el mundo termina en la basura. Empieza a cambiar tus hábitos esta Navidad y haz que el 2021 sea un año de menos desperdicios.
En Colombia, como en muchas partes del mundo, la Navidad tiene sabores y olores que nos marcaron desde la infancia. Buñuelos, natilla, tamales, le recuerdan a todo colombiano celebraciones que añora repetir. Sin embargo, tanta dicha puede verse opacada por una dura realidad: cada año aquí se pierden 9.76 millones de toneladas de alimentos, el equivalente al 34% de la producción total, según cifras del Departamento Nacional de Planeación de 2016.
Evidentemente, las fiestas de fin de año, con sus cenas familiares y tradiciones, también contribuyen a esta estadística, pero no tiene por qué ser así. Acá te compartimos cuatro formas en las que cualquier colombiano puede reducir la pérdida y desperdicio de comida en esta y en cualquier época. Al poner en práctica estas acciones, no sólo ahorramos dinero, sino que también evitamos el gasto innecesario de recursos tan valiosos como el agua, que está detrás de toda la producción de alimentos.
1. Compra maduro
¿Sabes qué pasa con ese banano pecoso que está allí en el estante? ¿O con esa papaya blandita? Como preferimos comprar los productos menos maduros, generalmente rechazamos estas características, sin imaginar la cantidad de frutas que los supermercados, tiendas o plazas deben botar al final del día. Muy pocos las compran, incluso cuando las exhiben en promoción. No en vano las mayores pérdidas de alimentos en Colombia se registran en las cadenas de frutas y vegetales con un 62%, según la FAO.
La receta: cada vez que compres, busca dos o más frutas maduras y, si su textura no te gusta lo suficiente para comerlas frescas, aprovéchalas para preparar salsas, mermeladas o batidos. Lo mismo aplica si estas se maduran en exceso en casa. Con las moras, por ejemplo, puedes preparar una mermelada sólo adicionando semillas de chía y miel, o con los bananos, preparar pancakes, adicionando avena. En internet encuentras muchas otras opciones.
2. Reutiliza lo que sobra
Nos hemos acostumbrado a desechar partes de los alimentos que son absolutamente comestibles: la cáscara de las papas, los tallos de brócoli o los corazones de las manzanas o peras. Pero resulta que al hacerlo estamos desperdiciando el valor nutricional de muchos de estos alimentos y, además, lo que usamos de la naturaleza para producirlos. Los humanos actualmente demandamos 1,7 veces más recursos de los que la Tierra puede regenerar, y por eso cada año dejamos a la naturaleza más débil y menos capaz de proveer nuestras necesidades futuras.
La receta: toma las cáscaras de papa y ponlas al horno o en un sartén con un poco de aceite y sal. Cocina hasta que estén doradas y crujientes y sirve como pasabocas.Tú y tus comensales estarán comiendo potasio, fósforo, calcio, hierro y vitamina C, además de evitar un empaque plástico, que es como generalmente consumimos los fritos.
3. Come variado
En un año tan atípico como el 2020 vale la pena refrescar algunas tradiciones y probar nuevos ingredientes. Si en tu casa siempre se cena más o menos lo mismo, piensa qué puedes agregar nuevo. Eso sí, dale prioridad a los alimentos que se producen cerca a tu casa o que están en cosecha. Entre más distancia deban recorrer los alimentos para llegar a tu mesa, más emisiones de gases efecto invernadero genera su transporte. Y, si desestimas aquellos alimentos que están en cosecha, seguro se van a perder, pues hay sobreoferta. Por ejemplo, si vives en la región Andina, intenta alguna receta con cubios e ibias, dos tubérculos que comemos desde antes del descubrimiento de América.
La receta: ¿qué tal cambiar las 12 uvas del cambio de año por un pincho de frutas colombianas? Esta tradición viene de Europa donde hay grandes viñedos, pero aquí muchas veces tenemos que traer uvas desde otros países para satisfacer nuestro antojo. Esto implica sumarles a las campanadas de media noche varias toneladas de gases efecto invernadero, responsables del cambio climático.
4. Prefiere lo local
En esta época cedemos a muchos de nuestros antojos y muchas veces estamos tentados a comprar delicias que vienen de otras partes del mundo. Pero antes de comprar, piensa si existe una alternativa local a esas riquísimas galletas importadas o, si vas a comprarlas, prefiere los alimentos colombianos en otras compras que hagas. Ten en cuenta que los sistemas alimentarios actuales son uno de los principales impulsores de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y que representan casi el 26% de las emisiones totales.
La receta: cuando vayas a comprar chocolates, fíjate en aquellos de producción colombiana. Aunque sus marcas no sean tan conocidas, hay auténticos tesoros. El país se está volviendo cada vez más competitivo en el mercado internacional por su cacao de fino aroma, así que ¡aprovechemos lo nuestro! Ah, y no olvides preferir los empacados en cartón que luego puedes reciclar.
Crea hábitos y disfruta del fin de año
Comer con la naturaleza en mente o llevar una dieta basada en el planeta como nosotros lo llamamos, puede llegar a reducir hasta en un 30% las emisiones de gases efecto invernadero, la pérdida de vida silvestre en un 5% y el uso de tierra agrícola hasta en un 41%. Y todo, comienza con las decisiones a la hora de comprar, comer y desechar. Implementa estas 4 claves a partir de 2021 y descubre una nueva manera de comer. Si quieres inspirar a otros a sumarse a esta iniciativa, usa la etiqueta #1millondeacciones mostrando o cómo implementas estas y otras buenas acciones para un planeta sano.
WWF Colombia