Por Gilberto Tabares
“The Pink Floyd and Syd Barrett Story”, documental dirigido por John Edginton, es una pieza reveladora sobre la “leyenda” Syd Barrett, el pilar que estructuró el alma de la banda de rock británica Pink Floyd, grupo que ha sido considerado como el gran fenómeno musical del siglo XX.
La puesta en escena de John Edginton escudriña mediante de la aleación de memoria histórica y las narrativas contrapuesta, las luces o sombras del big bang de la banda; pero termina reflejando un grupo de rock que “no pudo” aferrarse a la fuente de su génesis psicodélico (Sid Barrett), y que con vergüenza o culpa acepta haber tomado “la decisión de no recogerlo” en su peor momento. Como en la canción Dark Blobe, la cabeza de Barrett “beso el suelo estando a medio camino, pidiendo, por favor”, pero Pink Floyd no “levanto la mano” ante un Syd Barrett, con “el cerebro tatuado” por los ácidos.
Edginton, inserta en el documental con la precisión de un relojero la música de Syd Barrett, para proponer un ambiente que vaya desnudando los hechos relevantes de la vida del músico; también para construir un vínculo emocional (compasivo) entre la historia y el espectador. De esta manera memoria histórica, narrativas y música se funden, impulsando nuestros sentidos hacia nuevas interpretaciones de la historia de Syd Barrett, el bastión del concepto original de esta banda de Rock, que terminó como un espectro que sobrevivió transgrediendo la lógica musical de su época, pues a veces es necesario deslizar un encendedor por los trastes para encontrar significado en el sinsentido de vidas desafinadas.
La perspectiva de Edginton es clara en el documental, Syd Barrett es un genio en crisis, que logró apuntalar la deformación de luces y la música a intensos tejidos de metáforas. El resultado del trabajo de Syd impondrá su trascendencia e impacto en el proyecto Pink Floyd, o al menos eso demuestran las canciones “Wish you were here” y “Shine on you crazy diamond”, esta última, expresa la necesidad de un Barrett que siga brillando, a pesar de ser leyenda o mártir. Llama la atención que Rick Wright use la palabra “Karma” para referirse a esta canción y que Edginton use esa parte de la entrevista en el ocaso del documental, trazando una línea delgada entre la insensibilidad emocional y la ambición artística; además, dejando al espectador la decisión de cruzar la línea o equilibrarse en ella.
Durante el documental, Syd es un espectro inasible, un fantasma que husmea las narrativas, ajustando el tiempo histórico con su estribillo mientras pregunta: «¿No me extrañarás, no me extrañarías en absoluto?». También es una tenue voz perturbada, que desliza a través de la oscuridad su aterradora conciencia de sí mismo. Es el sonido de un hombre que brilló como un diamante introduciendo su locura, para luego desaparecer recorriendo sus pasos reintegrándose a la nada.
Sobre el autor de este disparate:
Catedrático sin alumnos, narrador de historias de ficción y humorista en formación. Escribe cuando le da sueño y repara computadores y corazones obsoletos a domicilio.