Por: Cenuver Giraldo Pinto
Ya van casi dos décadas en que Colombia adoptó la condición laica que separa al Estado de la Iglesia, pero esto no parece ser muy claro para algunos dirigentes en el país, en especial para el Alcalde de Algeciras.
Todos sabemos que la religión da votos, no por nada, hasta el mismo Donald Trump se rodea de pastores en sus alocuciones y hasta salió en busca de la oración cristiana después de ordenar el asesinato del General Quasen Soleimani en medio Oriente. Claro, en esas iglesias hay un caudal electoral importante que vota con fidelidad pero que también tiene una agenda religiosa con la que todo dirigente en Colombia debería ser más cauteloso.
Alcalde Libardo, “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Usted es el alcalde de un municipio con alrededor de veinticinco mil habitantes, no es sólo el alcalde de sus poco más de siete mil votantes. No le eligieron para ser pastor. Con la dignidad que usted representa, debería tener claro que su obligación como Estado, es permanecer neutral en asuntos religiosos y que según la Corte Constitucional en la sentencia C-350-94 el país “no puede ser consagrado a ninguna religión”, así como Algeciras tampoco, incluso, en el caso de que mayoría de la población estuviera de acuerdo con su doctrina.
Ivan Duque, dirigente del mismo partido que usted representa, se quedó corto con el tema de la Virgen de Chiquinquirá, porque cuando menos, él fue a pedir protección contra el Coronavirus por todos los colombianos, pero la valla que usted autorizó, donde posan los logos de su marca de gobierno, “bendice” a nombre de todos los algecireños a Israel, ese Estado que amparado en los textos bíblicos como “el pueblo escogido por dios”, mantiene y promueve desde los últimos setenta años, una guerra que ha dejado a millones de víctimas de asesinatos, masacres, despojos, exilios y exterminio cultural, en beneficio de ese Estado.
Esa valla descontextualizada de nuestra realidad, que a propósito, también señala que el nuestro, es un municipio PDET (priorizado para el postconflicto) no representa la postura de todos los algecireños al respecto de Israel, por lo contrario, ofende la memoria de todas las personas que han vivido los desastres de una guerra. Usted, algunos de mis familiares que le respaldan y quienes comparten su doctrina religiosa, pueden bendecir a Israel en la privacidad de sus reuniones pero, lo que no le es permitido, es que haga uso de su condición como alcalde para imponer sus creencias o como en otro caso, pasar por encima de las normas de confinamiento para celebrar una ceremonia religiosa.
Para terminar, recalco la importancia de mantener la neutralidad al respecto de estos temas que profundizan la división social y le sugiero a su administración, concentrar esfuerzos en construir progreso para Algeciras.
Es el colmo, ¿Y por qué aparece el logo de los PDET? Seguro fue con regidos del post conflicto que ese alcalde hizo semejante ocurrencia.