Por: Carlos Andrés Vásquez
El 19 de junio de 2020 será recordado históricamente en el mundo entero como el día en el que el gobierno de Colombia, en pleno pico de la pandemia, se inventó la genialidad de experimentar con su pueblo, una manera de medir los índices de la economía nacional de acuerdo a la cantidad de compras que se registrara en esa jornada diabólica llamada #DíaSinIva, una falacia de proporciones inauditas que, según el Ministerio de Hacienda, lo que buscaba era depurar la base de datos de beneficiarios de los programas de salvamento hacia la población más vulnerable por efecto del Covid-19, haciendo, supuestamente, que quienes hayan hecho algunas compras este día en almacenes de cadena, y por medio de su número de identificación puesto en la factura, serían sacados de dichos programas por la información obtenida posteriormente. Por supuesto, es la excusa más miserable y absurda posible: una lavada de manos que haría vomitar a Poncio Pilato.
La verdad es que este despropósito del #DíaSinIva puso en evidencia la ineptitud del gobierno Duque para reabrir la economía gradualmente sin que se hubiera generado esta locura colectiva que originó una inmensa crisis sanitaria y de orden público, que nació en el inconsciente del bobarrón Duque, quien necesitando remendar la tronera, pidió no buscar culpables, pero que finalmente, le fue mejor mediáticamente culpando al pueblo dizque por derrochón y atenido, no solo eso, los terminarán de crucificar quitándoles los subsidios para justificar su incompetencia: lo único que les alumbra en medio de una cuarentena interminable que ha dejado millones de nuevos desempleados sin posibilidades de resurrección laboral y quién sabe durante cuánto tiempo más. Sin nombrar que en el senado tumbaron, al día siguiente, la propuesta de un grupo de congresistas alternativos, de financiar la renta básica, que buscaba entregar un salario mínimo durante 3 meses a las familias más vulnerables del país, poniendo dinero en los bolsillos de la gente para que, a su vez, movieran la economía de pequeña escala y, que el golpe al comercio no fuera tan devastador como lo ha sido hasta ahora. Hicieron todo lo contrario: le negaron el dinero a los más jodidos y se lo entregaron a los cacaos, la misma fórmula inútil que solo genera corrupción y pobreza. Muchos colombianos que se hacen llamar «gente bien», cayeron en el juego macabro promovido con toda desfachatez por el gobierno nacional, les cayeron encima a los pobres y le ayudaron a lavar la conciencia a Duque y a su combo. Los manipularon con la carta de siempre: la de dividirnos y hacernos creer que somos de mejor familia simplemente por ridiculizar la pobreza de los demás.
Nadie debería ser ridiculizado bajo ninguna circunstancia por querer tener la oportunidad de comprar artículos al menor precio, eso es una lógica comercial, economía de primer semestre. Yo, también esperé un madrugón durante 1 mes para comprar un TV hace un par de años; todos tenemos derecho a hacernos a nuestras cosas y es natural buscar el momento favorable. Por otro lado, insinuar que las personas que han solicitado ayudas como mercados y subsidios, salieron a equipar sus casas con todo tipo de electrodomésticos, es completamente falso y malintencionado. Hay personas que hoy no podrían comprar ni una plancha, aunque estuviera con el descuento del 80%. Hay familias enteras que se están alimentando con una libra de arroz al día; si antes había pobreza, hoy hay miseria en un inmenso sector de la población colombiana. Pero claro, el gobierno siempre está culpando a los ciudadanos y lavándose las manos por cada estupidez que comete, al igual que muchos, con ínfulas y el dedo apuntando, crucifican al más necesitado y le achacan todas las culpas, les echan en cara las ayudas que han entregado; porque culpar pobres es fácil, juagarse las manos con los que no tienen voz es muy sencillo. Nunca perdemos oportunidad de ser maliciosos y clasistas con los más desamparados. Como si las banderas rojas fueran un cuento. Yo sí puedo decirles las veces que he ido en correría política a lugares que la inmensa mayoría de colombianos desconoce, y ver familias campesinas alimentarse una semana entera de cachaco asado y agua de panela clarita. La pobreza extrema en Colombia es un hecho inocultable.
Sobre los resultados de contagios ocasionados por el internacionalmente famoso #DíaSinIva, -que, en otros países, a manera de burla, lo han llamado #CovidFriday-; el ministro de salud, Fernando Ruiz, indicó que, los responsables de cada ciudad son los alcaldes y es resorte de cada uno de ellos decidir si era o no viable la aplicación de este decreto en sus ciudades. Lavándose la cara, como siempre, y tirando la pelota a los alcaldes, quienes, a su vez, culpan a los ciudadanos por salir a hacer lo que el gobierno Duque irresponsable propuso. Hay que decirlo: «la culpa no es de las mulas sino de quien les abrió el corral.»
Lo realmente asnal en esta jornada comercial, fue ordenar un decreto nacional eximiendo un impuesto de manera fraudulenta, porque ya sabemos que los almacenes de cadena aumentaron sus precios para luego descontar el supuesto IVA, quedando al descubierto que Duque gobierna en favor de las grandes empresas, mientras empobrece cada vez más a la clase media, quienes realmente son los que tienen acceso a tarjetas de crédito y salieron a hacer las compras que hoy tanto le critican a los que no tienen crédito ni en la tienda del barrio.